
Las startups chinas ya no ocultan su origen
Durante muchos años, las empresas tecnológicas chinas practicaron una estrategia conocida como «China shedding». Ocultamiento deliberado de su origen en mercados extranjeros en condiciones de creciente tensión geopolítica. Sin embargo, las tendencias recientes indican una transformación significativa de este enfoque. El éxito de la startup DeepSeek en el campo de la inteligencia artificial se ha convertido en un catalizador para repensar el posicionamiento de las empresas tecnológicas chinas en el escenario global.
Jesse Wu, fundadora de una startup de generación de contenido de video con sede en Pekín, declara abiertamente el origen chino de su empresa, señalando, cito. «DeepSeek nos ha mostrado que mientras nuestro producto sea competitivo, no deberíamos preocuparnos por ser una empresa china». Su posición refleja un cambio más amplio en el pensamiento estratégico de los emprendedores tecnológicos del Reino Medio.
Y la estrategia moderna de las startups tecnológicas chinas está adquiriendo un carácter más matizado. Las empresas utilizan activamente las ventajas competitivas de su origen — acceso a talento ingenieril y menores costos de producción. Mientras se adaptan simultáneamente a mercados extranjeros mediante la contratación de especialistas extranjeros y el estricto cumplimiento de los requisitos normativos locales.
Jia Zijian, quien lanzó la aplicación de idiomas TalkMe el año pasado, señala, cito. «DeepSeek mejora la imagen de las startups tecnológicas chinas. Estoy convencido de que las empresas extranjeras difícilmente podrán competir con el nivel de innovación que creamos con tal eficiencia en costos».
Otras aplicaciones chinas, como ReelShort y HeyGen, incluso han trasladado sus operaciones y personal a California. Mientras que simultáneamente no ocultan su origen chino.
Y esto resulta en un dualismo de estrategias para las empresas chinas. Por un lado, reconocen abiertamente su identidad nacional. Por otro — aplican mecanismos específicos de adaptación como el «Singapore-washing» y la reubicación de operaciones en EE.UU.). Tal ambivalencia puede indicar la formación de un sistema multinivel de interacción tecnológica. Donde las empresas se ven obligadas a equilibrar entre identidad nacional e integración global.