Cumplido a empleada virtual causó acusaciones de acoso
El mundo de las normas éticas se ha enfrentado a un nuevo desafío. Henry Blodget lanzó un proyecto de medios con un equipo editorial virtual creado con la ayuda de inteligencia artificial. Entre los empleados generados había una mujer llamada Tess, a quien el gerente hizo un cumplido de carácter personal.
Después de esto, se disculpó por posiblemente cruzar límites. La empleada virtual respondió que todo estaba bien y le agradeció por la atención. Parecería que el incidente estaba agotado. Sin embargo, cuando Blodget describió la situación en su blog, la reacción de los comentaristas resultó ser inesperadamente aguda. Atacaron al empresario con serias acusaciones de acoso sexual. La crítica fue dura, y muchos percibieron la situación como si se tratara de una persona real, no de un programa.
Destacaron particularmente que los interlocutores virtuales por su naturaleza, cito – “son complacientes”. Y la inteligencia artificial está programada para reacciones positivas y no es capaz de establecer límites personales. Esto la hace en cierto sentido indefensa ante el humano.
E incluso ha surgido un término “bienestar de la inteligencia artificial” o AI Welfare. Denotando normas éticas de interacción con algoritmos inteligentes.
La aguda reacción pública y la aparición del concepto de bienestar de la inteligencia artificial indican una tendencia a transferir normas sociales de comunicación humana a soluciones tecnológicas. A pesar de la conciencia de su naturaleza no humana. Luego aparecerá la ética digital, la policía digital, y así sucesivamente. Interesante, ¿cuán pronto se le darán a la inteligencia artificial derechos como a un humano?
